miércoles, 8 de febrero de 2017

Cuento Oriental - EL ANCIANO, EL NIÑO Y EL BURRO




Un abuelo y su nieto de no más de diez años, tuvieron que ir de viaje a una aldea lejana.  Para hacer más llevadera la travesía decidieron llevarse con ellos el burro.
Llevaban unos pocos de kilómetros caminando, y el muchachito, a instancias de su abuelo, se montó en el burro para descansar un poco.
Iban de esta manera, cuando al pasar por las calles de un pueblo, oyeron a unos lugareños decir:
- ¡Que vergüenza! El joven va tan cómodo en el burro y el pobre viejo haciendo el camino a pie.
Al oír estas palabras, decidieron que el abuelo iría sobre el borrico y el nieto andando. Pero pasaron por otro pueblo y escucharon los siguientes comentarios:  
- Vaya viejo egoísta, el tan tranquilo en el asno y el muchachito caminando.
Al escuchar estos nuevos reproches decidieron que lo mejor sería montar los dos sobre el borrico, y así pasaron por otro pueblo, en donde los vecinos gritaron:
 - ¡Eh, vosotros! ¿No tenéis compasión del pobre animal? ¡Con los dos subidos encima vais a reventarlo!
Vista la situación, llegaron a la conclusión de que lo mejor sería que ambos continuaran el viaje a pie. De este modo llegaron a otro pueblo y oyeron decir:
 - ¿Habéis visto a ese par de idiotas? ¿Cómo se les ocurre ir andando teniendo un burro?

lunes, 6 de febrero de 2017

Cuent: EL LADRÓN DEL BURRO - Ni Todo es Blanco ni...





Un hombre fue al puesto de guardia a denunciar el robo de un burro. Una vez narrado lo ocurrido, los policías empezaron a hacerle observaciones:

- Usted es un descuidado. ¿Cómo se le ocurre tener sólo un cierre de madera en la cuadra en lugar de un sólido cerrojo? - opinó uno.

 - Su burro era una tentación para cualquiera, ya que se le podía ver desde la calle. ¿Es que no se le pasó por la cabeza guardarlo en otro sitio que no estuviera a la vista de todos? - intervino otro.

 Un tercero, en tono crítico, le censuró:

 - ¿Y qué estaba usted haciendo en ese momento? ¿Cómo es posible que no viera al ladrón robar el burro?

 De este modo fueron cayendo sobre el hombre un buen número de acusaciones, hasta que harto dijo con sorna:

 - Señores, acepto lo que me dicen. ¿Pero no creen que algo de culpa también tiene el ladrón?

No hace mucho conocí a un chico que estaba haciendo Un Curso de Milagros. Una de las cosas que me dijo es que nadie nos hace nada, que no podemos culparles porque todo nos lo hacemos nosotros.
Al encontrar este cuento entre mis anotaciones me he acordado de la conversación  y he querido ponerlo.
A nivel psiclógico la decisión de ser herido o no, desde luego que es nuestra, y no deberíamos renunciar a este poder en lugar de sentirnos víctimas.
En su libro "Un Hombre en Busca de Sentido"  Víctor E. Frankl, también habla de esto, pero que nadie nos hace nada, que todo nos lo hacemos nosotros, me resulta harto extremista. ¿Y a vosotros?