viernes, 3 de junio de 2016

Cuento de El Sabio y los Aldeanos





 La historia cuenta que había en una localidad un hombre sabio que a los aldeanos les parecía por un lado una persona interesante, y por otro, un extravagante.
El caso es que le solicitaron que les predicase. El hombre aceptó, pero el día en que los pueblerinos se reunieron para escucharle, intuyó que los asistentes no eran sinceros en su actitud y que podían querer burlarse.
Con talante sumamente equilibrado les preguntó:
-Amigos, ¿sabéis de qué me dispongo a hablaros hoy?
-No  -respondieron los aldeanos.
-En ese caso no voy a deciros nada. Sois tan ignorantes que de nada podría hablaros que mereciera la pena. En tanto no sepáis de qué voy a hablaros, no os hablaré.
Los presentes, avergonzados y desconcertados, se marcharon a sus respectivas casas. Al día siguiente se reunieron y decidieron reclamar otra vez las palabras del sabio, quien les volvió a preguntar:
-¿Sabéis de qué voy a hablaros?
-Sí, lo sabemos - respondieron los aldeanos que ya estaban preparados.
-Siendo así, no tengo nada que deciros, puesto que ya lo sabéis. Que tengáis una plácida noche.
Los vecinos, irritados, no se dieron por vencidos, y una vez más reclamaron la prédica del hombre que consideraban tan extraño, a la vez que revelador:
-¿Sabéis amigos de qué voy a hablaros?
Los aldeanos, que ya habían estudiado muy bien la respuesta que iban a dar, para obligar al sabio a disertar, le contestaron:
-Unos lo sabemos y otros no.
-Muy bien. En tal caso, los que saben que transmitan todo su conocimiento a los que por el momento no saben.




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