lunes, 13 de junio de 2016

Los Deseos del Alma





Los deseos nos anuncian lo que en un plano invisible ya está en nosotros como potencial.
Es como la semilla que contiene en sí misma el fruto que aún no vemos, pero cuya información está en su interior a la espera de poderse desarrollar, si la tierra donde se encuentra es fértil, o no. Es decir, de nosotros dependerá si queremos aceptar esos deseos que afloran a nuestra conciencia desde lo más profundo del alma, los cuales podremos reconocer porque son los más hermosos y sinceros, o bien, descartarlos porque creamos que son demasiado extraordinarios para poderlos realizar.
Muchas veces se descartan deseos porque nos parecen las fantasías de una mente inquieta y soñadora; que eso tan bonito es para otros, pero no para nosotros.
Pensar así es frecuente ya que es la manera en la que nos han educado: a no creer en nosotros. Nos han dicho que estos son los cuentos de la lechera; que pongamos los pies en el suelo, y otras cosas más.
Esto es un error.
Si un deseo llega a nuestra conciencia es porque estamos conectados a esta energía o frecuencia vibratoria. Si aceptamos este concepto, podremos deducir que el deseo o sueño, es totalmente realizable por nosotros, pues sino, no podríamos desearlo ni imaginarlo.
Lo que ocurre, es que no nos lo creemos porque nos han enseñado a creer que en la vida se ha de obtener todo con esfuerzo, sudor, y lágrimas.
Voy a poner un ejemplo de lo que con frecuencia se suele hacer:
Nos ha surgido un gran deseo por conocer un país que está en la otra punta del mundo. Pensamos que nos encantaría conocerlo  ya que consideramos que tiene una cultura fascinante, que nos va a enriquecer como personas, y que vamos a disfrutar un montón. Pero cuando miramos la cuenta bancaria, nos deprimimos de tal manera que hasta nos produce mareos: no nos llega para costearlo.
De ser así, tenemos a priori dos opciones. Una es abandonar nuestro sueño en espera de una ocasión mejor, y la otra, es trabajar más horas para conseguir ese dinero que necesitamos.
Pero es que hay una tercera opción, y esta es la que no se suele contemplar, y es la que hay que descubrir y practicar para hacer de ella un arte, y un estilo de vida.
Esta tercera opción es vivir creativamente todo aquello que queramos hacer realidad.
Todo lo que deseemos, hemos de vivirlo por adelantado en nuestra mente, puesto que es la única forma de crearlo. 
Pensad que en el universo todo es información. La vida trabaja y crea con información. Entonces, cuando desees algo, pregúntate: ¿Qué información hay en mí? ¿Vivo la presencia de lo que deseo, o  vivo su ausencia?
¿En cuál de los dos lados te ubicas con frecuecia?

                                                                                                               Manuela


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