miércoles, 22 de junio de 2016

El Principio de Polaridad - Kybalion


"Todo es dual, todo tiene dos polos, todo tiene su par de opuestos, semejantes y antogónicos son lo mismo. Los opuestos son idénticos en nazturaleza pero disímiles en grado. Los extremos se tocan. Todas las verdades son medias verdades. Todo lo paradójico puede ser reconciliado".

Este principio incorpora la verdad de que todo es dual; todo tiene dos polos; todo tiene su par de opuestos. Axiomas herméticos que dilucidan y explican viejas paradojas que dejaron perplejos a tantos que no supieron “ver”.
"Tesis y atítesis son iguales en la naturaleza pero diferentes en grados".
"Los opuestos son iguales, pero en diferente grado".
"Los pares de opuestos pueden ser reconciliados".
"Los extremos se encuentran". 
"Todo es y no es al mismo tiempo"
"Todas las verdades no son sino medias verdades".
"Toda la verdad es medio falsa. Hay dos lados para todo".
Los ejemplos podrían multiplicarse hasta el infinito. Los opuestos no son sino los extremos de la misma cosa. La diferencia consiste en los diversos grados entre ambos. El calor y el frío, aunque opuestos, son realmente lo mismo y la diferencia consiste en la graduación de la misma cosa. Mirad el termómetro y decid, si podéis, dónde acaba el calor y dónde comienza el frío. No hay calor absoluto ni frío absoluto. Ambos vocablos, “calor” y “frío”, expresan únicamente grados variables de la misma cosa. Se trata en verdad de una variación de frecuencia vibratoria. Eso que llamamos calor o frío son manifestaciones del principio de polaridad. Lo mismo ocurre si hablamos de luz y oscuridad. ¿Dónde acaba lo oscuro y donde comienza la luz? El límite es más sutil de lo que pueda parecer a simple vista. Y otro tanto, si utilizamos los mecanismos paradójicos, resulta respecto de la diferencia entre lo grande y lo pequeño, lo duro y lo blando, entre la calma y la tempestad, lo alto y lo bajo, lo positivo y lo negativo. El principio de polaridad determina y esclarece, y no hay otro medio que lo reemplace. Este principio actúa igualmente en el plano mental.
Tomemos como ejemplo amor y odio, dos estados mentales aparentemente irreconciliables, cuando no son en realidad sino grados de la misma cosa. Es posible cambiar las vibraciones de odio y las vibraciones de amor en la propia mente de uno y en las mentes de otros. Más de algún lector habrá experimentada la transición involuntaria del amor al odio, o viceversa, personalmente o en otros. Si trasladamos los principios herméticos al bien y al mal, descubriremos que son los polos de una misma cosa. El hemetista conoce el arte de trasmutar el mal en bien mediante la aplicación de este principio de polaridad.
El arte de la polarización en el hermetista, se constituye en una fase de “Alquimia mental”, practicada desde la antigüedad hasta nuestros días por los maestros herméticos. Un estudio profundo y atento, conducirá a usar este principio de polaridad en un instrumento para cambiar la polaridad propia, y luego la de otros.

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