Este principio incorpora la verdad de
que todo efecto obedece a una causa y toda causa produce su efecto. Todo
sucede de acuerdo con una ley, nada es casual o fortuito. Existen
muchos planos de causas y efectos. Los planos superiores dominan a los
inferiores, pero nada escapa a la ley. Los hermetistas han encontrado
métodos para elevarse más allá del plano ordinario de causa y efecto,
hasta cierto grado, pudiendo convertirse en causa en lugar de efecto.
Las multitudes se dejan llevar, son arrastradas por voluntades ajenas.
La herencia, las sugestiones, lo externo, las mueven como piezas inertes
de un juego. Los maestros, habiendo alcanzado un plano superior,
utilizan el principio de causa y efecto como instrumento, en lugar de
ser usados mediante él. Los maestros obedecen a la causalidad
(causación) de los planos superiores, pero colaboran para regular y
regir en su propio plano. En esta aseveración, se halla el tesoro del
conocimiento hermético. Quien sepa leer entre líneas lo descubrirá. Lo
deseamos.
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